¿El Fin de una Era del Vino? El Consumo Global Cae a Su Nivel Más Bajo Desde 1961

El consumo mundial de vino en 2024 experimentó una caída histórica, alcanzando su nivel más bajo desde 1961, según el informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). La disminución de un 3,3% en comparación con el año anterior, resultando en 214,2 millones de hectolitros (mhl), ha dejado a muchos en la industria sorprendidos y preocupados por el futuro del vino. Con la reducción de la demanda en mercados clave como Estados Unidos y una inflación que ha incrementado el precio del vino en un 30% desde 2019, las copas de vino parecen escasear a nivel global. Además, factores como los cambios generacionales, con los jóvenes bebiendo menos que las generaciones pasadas, están alterando profundamente los hábitos de consumo.

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Este descenso se ha visto acompañado por un retroceso significativo en la producción de vino, que cayó un 4,8% en 2024, su nivel más bajo en más de 60 años. Las cosechas fueron afectadas por fenómenos climáticos como la sequía y lluvias excesivas en algunas regiones clave productoras. Italia, Francia, y España fueron los países que más sintieron esta disminución, con la producción de Francia registrando una de sus caídas más pronunciadas desde 1957. Sin embargo, algunos mercados, como Argentina, experimentaron ligeros aumentos en su producción, aunque aún por debajo de los niveles promedio de los últimos cinco años.

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A pesar de la caída en el volumen de vino exportado, el valor de las exportaciones globales alcanzó un récord de 35.900 millones de euros en 2024, gracias a un precio medio por litro de 3,60 euros. Este incremento en el valor refleja una tendencia hacia el vino premium y de alta gama, lo que está equilibrando la reducción en el volumen exportado. Países como Chile, uno de los grandes exportadores, lograron mantener el valor de sus exportaciones con un incremento del 6,1%, a pesar de una baja en los volúmenes. Este fenómeno ha generado un cambio en el mercado, donde la calidad y el precio se están convirtiendo en factores clave para la sostenibilidad de la industria.

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Aunque las predicciones para 2026 apuntan a una caída de la inflación, los efectos de las turbulencias económicas y geopolíticas siguen afectando al mercado. Con la reducción en el consumo y la producción, el futuro del vino podría estar marcado por una transformación profunda en la forma en que se produce y se consume esta bebida tradicional. Las tendencias hacia estilos de vida más saludables y las nuevas generaciones menos inclinadas a consumir vino son desafíos que la industria del vino deberá enfrentar en los próximos años. Mientras tanto, las bodegas y los productores se preparan para adaptarse a estos nuevos tiempos, con un enfoque en la calidad, la sostenibilidad y la innovación.